miércoles, 29 de mayo de 2013

Según San Escrin

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La vida es el arte de bien combinar los aciertos y las estupideces con el tiempo.


jueves, 9 de mayo de 2013

La felicidad ajena


Creo que el titulo no va muy bien con el relato, pero por alguna razón extraña es lo que viene a mi mente cuando pienso en eso. Mejor intentaré explicarme.

hay dos momentos en mi vida que jamás voy a olvidar, los dias en que nacieron mis dos hijas. No hay nada mas maravilloso que ver ese pequeño bebé que es solo tuyo y de nadie más, si ya se que también es de su mamá, pero estoy hablando solo por mi.
Fué maravillos verlas nacer y enamorarme de ellas desde el primer momento en que las vi. Ese dia mi vida cambió totalmente. Ahora tenía una gran responsabilidad pero también una enorme felicidad. Desde ese dia me he dedicado a ellas lo más que he podido, tal vez podría mas, pero a veces juegan los Pumas. Digo...
Creo que he sido un buen padre, me gusta estar con ellas, saber que necesitan, atenderlas, platicar con ellas y claro hacerlas reir. Eso nos sale muy bien, casi siempre que estamos juntos estamos riendo. El otro dia pensaba en que a lo largo de su corta vida muy pocas veces las he visto llorar, y me pareció bonito, creo que de ahi podría deducir que han sido unas niñas felices.

Cada una tiene su particular sentido del humor, Karen es muy bromista y Brenda tiene una chispa muy especial, es digamos muy ocurrente.

Para centrarme un poco en el titulo de este post hablaré de mi hija Karen, que es la mayor, y por consecuencia es la que parte el queso. Es muy chistosa, pero también a veces muy abusadora de su hermana menor, como toda hermana mayor.
Con ella me llevo de maravilla, desde que era pequeña podría decir que ha sido mas apegada a mi que a su mamá. Así que pasa mucho tiempo conmigo, y siempre estamos haciendo bromas, compartiendo chistes, o anécdotas graciosos. Ahora con eso de las redes sociales me comparte las tarugadas que publican sus contactos y yo hago lo mismo.
Los hijos crecen y las cosas cambian.
Hace un par de meses mi hija me compartió una felicidad muy personal, su noviazgo. Tal vez parezca un poco extraño o fuera de mis atributos como padre normal, pero a mi esa noticia me hizo feliz, por una muy sencilla razón, mi hija se desarrolla digamos con normalidad, y eso es para estar contento.
Con la llegada del novio llegaron también las clasicas y eternas conversaciones de noviecitos. "Que tanto platican?! diría mi mamá". Claro que antes eran llamadas telefónicas y ahora son via messenger en el celular.
El otro dia estábamos en mi casa sentados en el sillón, yo veía televisión y mi hija chateaba y chateaba, y se reía y se reía, y le pregunté de que se reía y me dijo: ah, de nada, es algo de aca, señalando su teléfono celular. Ah, ok pensé.
Al dia siguiente ibamos en el carro y le estaba contando algo que me habia pasado en el dia y ella ignoró mi conversación, asi que le dije que me iba a conseguir un amigo imaginario para platicar con el. (chalalalalala). Ella riendose dijo que Perdón pero estaba muy chistoso lo que le estaban diciendo, y siguió viendo su teléfono y riendo.
En ese momento pensé que mis tiempos como patrocinador oficial de la felicidad de mi hija estaban por lo menos temporalmente suspendidos.
No estoy celoso, ni tampoco triste, me da felicidad ver a mi hija feliz, aunque no sea por mi culpa. Como dirían los viejos, me da sentimiento, pero se que son cosas de las que tengo que aprender y manejar con amor y sabiduría.

San Escrin sufre pero sonriendo.






















martes, 7 de mayo de 2013

Nunca te he pedido nada...




"El Mejor Lugar para encontrar grandes amigos es la casualidad".


Y en este caso la casualidad sigue haciendo de las suyas. Resulta que hace un par de semanas (o poquito mas) mi amiga Marena me envió una foto en donde se le notaba cierto cambio físico que a simple vista puede ser atribuido al embarazo. Efectivamente, ella le confirmó a mis oidos lo que mis ojos ya sabían. Yo sabiamente seguí el viejo consejo de "Nunca le preguntes a una mujer si está embarazada aunque la veas acostada en la plancha", digo, mas vale prevenir que sufrir un duro golpe en pleno rostro.
Con semejante noticia inmediatamente me llegaron las ganas de ir con el chisme a mi otra gran amiga Laemma pero fuí advertido por Marena de que ella sería la comunicadora oficial. Así que mis ganas de chismear esperaron pacientemente por dos largos dias. Una vez transcurrido ese plazo, que a mi me pareció bastante generoso, me comuniqué con mi amiga Emma para tratar tan delicado tema; cual va siendo mi sorpresa al enterarme que también ella estaba en espera de su primogénito. Como en este caso no hubo fotografía de por medio y dado el espíritu bromista de mi amiga digamos que tomé la noticia con las reservasdel caso, fué hasta que la conversación fluyó y quedó claro que no era broma cuando ya pude expresar mi completa felicidad.
Los hijos son siempre una bendición y dos de mis mejores amigas han sido bendecidas con ese regalo de Dios.

Una semana después de todas estas fantásticas revelaciones llevé a mis hijas a su clase de piano, la maestra es también la mamá de mi amiga Emma, así que la felicité por su nuevo nieto. Ella se mostró muy contenta y me contó un poco de la historia de su propio embarazo (de mi amiga). Me platicó que cuando estuvo embarazada sus amigas oraban por la salud y bienestar de la bebé y que por eso ella ha sido siempre una hija muy bendecida. También me comentó que ahora que su hija está en espera del que será el mas pequeño de sus nietos habló nuevamente con sus amigas para hacer una cadena de oración por el nuevo bebé.
Me dijo que ella tenía programado su celular para que exactamente a las 12 de medio dia le avise y así en el lugar en donde ande pueda dedicarle unos minutos a orar por la salud de madre e hijo.

Yo soy eso que alguna vez el ex presidente de México Felipe Calderón denominó como "pecador estandar" y si me apuran poquito en una de esas y hasta ando arriba del promedio, pero la idea de la maestra me pareció bastante interesante y conmovedora. No le dije nada respecto a unirme a ese grupo, pero al dia siguiente hice lo mismo con mi reloj y con dos minutos de mi tiempo. No se que tanto pueda ser escuchada una oración mia, pero lo poco que pueda contribuir bien vale la pena.

Oremos.