domingo, 18 de mayo de 2014









El es feliz, sonríe.


Como todos los domingos desde hace un año se encuentra con ella para tomar el café en la mañana.
Tal como ella lo prometió, tal como el siempre quiso.
Se encuentran como lo que son, dos enamorados que viven el sueño de estar juntos.

El pide por ella, ya conoce su gusto y sus caprichos. Ella sonríe, siempre sonríe y lo sigue con la mirada como si con ella quisiera retenerlo para que no se aleje demasiado.
Ni siquiera hace falta preguntarles, se les ve en la mirada, se aman.

Ella platica trivialidades que el escucha con suma atención. Uñas, tintes, bolsas, ropa, comida, que mas da. Todo es importante cuando lo platica ella.
El le platica sus historias que algunas veces ella no entiende pero que está feliz de saber.
La platica se interrumpe súbitamente  con un Te Amo o con unos besos o las dos cosas.
A veces hay lugar para silencios que se llenan con abrazos. Dicen que a las palabras se las lleva el viento, pero los abrazos son eternos.

El tiempo pasa rápidamente en la imaginación y lentamente en la realidad.
El sabe que ella no va a llegar, por mas que el lo desee, por mas que el lo imagine por mas que ella lo haya prometido.

A pesar de ello aquí estará el siguiente domingo para imaginar, para vivir, aunque cada domingo muera un poco.