domingo, 27 de mayo de 2012

Lagrimas.


Hace mucho que no te veo, y te extraño. Ayer pensaba en ti, en lo mucho que te hubiera gustado acompañarnos en la iglesia. En lo feliz que hubieras estado de ver a tus dos nietas hacer su primera comunión juntas. Siempre te gustaba participar de los logros de tus hijos y tus nietos.

Sé que desde donde estas nos observas así que estoy seguro que ayer estabas con nosotros. Aunque me hubiera encantado poder verte, abrazarte, siempre tan guapa y perfumada, con tus ojitos de inmenso amor, y tu mirada lejana, siempre preocupada por como le ibas a hacer para ayudarnos.  Sé que ayer estabas contenta por ver a tu familia unida, feliz, tal como tu la construiste y tal como tu la dejaste.

Ayer veía a mis hijas como lentamente se convierten en pequeñas mujercitas, ellas no tuvieron la oportunidad de recibir tus consejos, pero no te preocupes por eso, yo se los haré llegar. Trato de hablarles de ti para que no se diluya tu recuerdo.  

Estoy consciente de que tu partida no dependía de tu voluntad ni de la mia, merecías el descanso y Dios quería tenerte con el. Por eso no reclamo tu partida, agradezco los años maravillosos que nos regalaste, agradezco a Dios el haberme dado a la mejor madre.

Te he necesitado tanto y te necesito tanto ahora, es tan difícil vivir sin ti. Por eso habitas en mi corazón y en mi memoria. Hay días en que te recuerdo con mucha frecuencia y pienso que es porque tu te estas acordando de mi. Hoy ha sido uno de esos días. 

No pienses que estoy triste, es simplemente que tengo tanto amor por ti que se derrama por mis ojos.

Te amo Doña Elia
Te amo mamá.

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