De esas veces que te dicen: Tengo que contarte algo, pero no me atrevo, me da pena. Y uno, caballeroso y consiente como siempre, tira el mejor verbo tranquilizador:
No te preocupes, estas en confianza, puedes contar lo que quieras, para juzgarte a ti primero tendría que juzgarme a mi.Y pues entra muy bien el argumento y sueltan la confesión.
No mames. Si estas bien pendeja! es más, ya ni quiero saber el resto.
Eso sólo lo pienso claro está. Trato de hacer ejercicios de respiración y pausadamente digo. Así pasa, no te preocupes.
Hasta un escuchador profesional como yo, tiene sus límites.
PD. No me juzguen neta. Si se los contara pensarían lo mismo.