jueves, 10 de marzo de 2022

Terapia intensiva

 

La vida es lo mas hermoso que pueda existir. Es maravilloso poder disfrutar de todo lo bonito que nos ofrece día a día, aunque tiene su lado siniestro, ese lado que me hace pensar y decir que la vida es una desgraciada, porque nos quita lo que más queremos.

En lo personal me ha quitado casi todo lo mas valioso que se le puede quitar a una persona, me quitó a mi madre, a mi padre, y a dos de mis hermanos. Justo hace unos días platicaba con mi hija Brenda, y le comentaba que prácticamente perdí a mi madre y a mi padre dos veces. Porque justo mis hermanos que fallecieron en su momento fueron como padre y madre para mi y mis hermanos. 

Si, ya se que este post empezó medio bastante trágico, pero no crean por ningún motivo que lo estoy escribiendo y colocándome una soga al cuello, para nada, este post lo escribo desde la serenidad de mi oficina, y se me ocurrió porque hace unos minutos hablaba con un cliente, y me comentaba con notoria tristeza que su madre está en el hospital, prácticamente a la espera de fallecer. 

De corazón le dije, le aconsejé, que sin importar la condición de su mamá, la abrace y le diga todo lo que la ama y lo mucho que le agradece lo que haya hecho por el. Ese creo que es el mejor consejo que alguien que ya ha vivido esa experiencia puede dar. 

No me juzguen como loco o insensible o lo que se les ocurra juzgarme si digo que de alguna manera me alegro de ya haber pasado por eso. Obviamente no es una alegría de que mis padres hayan fallecido, sino es cierto descanso de haber pasado por ese trauma tan cruel y haber sobrevivido a ello. 

En mi caso no ha sido fácil transitar el camino de la aceptación y la superación de la pérdida. Me llevó años superarlo y pagué precio emocional por ello.

Ahora recuerdo a mis padres con infinito amor, con alegría. Y cada que veo a algún amigo perder a sus padres, o saber que ellos están gravemente enfermo siento dolor por su situación, por verlos entrar en ese túnel negro que en momentos parece interminable. Se por experiencia lo que van a sufrir, pero también pienso que como yo, lo van a superar y en algún momento les regresará la alegría al cuerpo. 

domingo, 6 de marzo de 2022

DHL

La edad adulta consiste en hacer una gran diversidad de cosas según las capacidades y metas de cada quien, pero hay una constante de la cual no escapa nadie: envejecer.

Cuando estaba casado, la Karina y yo teníamos una frase para definir el súbito envejecimiento de alguien, decíamos "Ya le entregaron su cajita de años" y aplicaba para aquellas personas que no veías en unos años y cuando la volvías a ver lucían notoriamente envejecidas.

Por experiencia propia, les puedo comentar y casi advertir que el envejecimiento llega tal cual lo teorizábamos la Karina y yo, por paquetes. Cada situación difícil que te toca enfrentar es un combo de arrugas, canas y dolores que te tendrás que vestir. Y claro, como todos los combos hay chicos, medianos y a lo grande. Los grandes normalmente tienen que ver con los hijos. Y tiene lógica, nada amamos mas que a nuestros hijos, y nada nos duele más que ellos. 

El viernes pasado fui a una comida de trabajo en el Mochomos (vayan, la neta). Todo transcurrió excelente,  la reunión concluyó, agradecí a los asistentes y me retiré. Al salir del lugar pasé por una mesa en donde un grupo de señoras departía alegremente. Mi mirada se  centró en un rostro que me pareció familiar, en en par de segundos la recordé y el arco de sus cejas me indicó que ella a mi también. Trabajamos juntos hace 20 años, ella era una joven y guapa (very) arquitecta. Seguro estoy que sigue siendo arquitecta, y aún conserva un toque de belleza. Su juventud se quedó en mi recuerdo. 

Tarde o temprano la paquetería llega.