Soda Stereo es así, nunca sabes a donde te va a llevar.
En una noche donde lo hostil fue el calor para unos, y los
pediches para otros, desfilaron las canciones, reconocidas al primer acorde y
cantadas a pulmón y sentimiento. El alcohol y los amigos siempre nos acompañan,
los mismos de siempre y los nuevos del barrio, con su respectiva bienvenida.
Dos horas y media después, muchos tragos contados y recontados,
botellas de agua que bañan los sentidos y permiten observar a detalle. Llegan
las flores, los abrazos, los reencuentros
y las despedidas.
No te acabes Soda, ni en un millón de años luz.