martes, 19 de enero de 2010

“You Press the Button, We Do the Rest”


Admiro la tecnología, no hay día que no me sorprenda con alguna cosa nueva.
Tenemos teléfonos celulares que nos persiguen a cualquier parte, dispositivos en donde podemos guardar sin problemas el soundtrack de nuestras vidas y un poquito mas, computadoras pequeñas y eficientes, Libros electrónicos en donde puedes llevar más libros de los que seguramente podrás leer en el año, simuladores de bandas de rock para sacar al rockero que llevamos dentro. Lo que gusten y manden lo tendrán, solo tienen que esperar y pagar.
No puedo dejar de ser romántico cuando pienso en el pasado, en mi pasado universitario, en donde todo ese tiempo que pasaba en la universidad era como estar en un agujero negro o en la zona del silencio. Cero comunicación, al menos la portátil. No había forma de que te localizaran, cualquier recado o mensaje tenía que esperar hasta que regresaras a tu casa.
Mi compadre era un raro espécimen porque tenía un localizador, beeper le llamaban. Marcabas a un numero, una señorita muy atenta te contestaba y te tomaba el recado el cual le retrasmitía al portador de ese “moderno” aparato.
Si señorita, asi póngale “a ver a que horas wey” . No, no se va a enojar, asi le digo de cariño. Gracias.
En fin, otros tiempos.
Las cámaras fotográficas prácticamente se han reinventado, antes solo enfocabas, disparabas y esperabas una semana para llevar tu rollo a revelar y maravillarte con la naturalidad de la toma.
Ahora, armados con una cámara digital, disparamos y disparamos a objetivos tan absurdos como un vaso de cerveza o una mosca en la mesa; llenos están nuestras computadoras de basura fotográfica, que algún día se perderá, en una traición de la tecnología o simplemente en el olvido.
Con la tecnología en mano hemos pasado de “capturar” momentos a prácticamente “fabricar” momentos. Ahora podemos repetir y repetir la foto hasta que la sonrisa nos salga como queríamos, o no nos salga tanta panza, o salgamos ligeramente menos negros.
El caso es que ya no estamos ante algo espontaneo si no ante nuestra propia fabricación. El colmo de todo son las fotos que parecieran estar de moda, esas en donde la pose es la misma, mismo angulo, misma sonrisa, misma mirada, hasta la compañía es la misma, solo el fondo cambia. Parecen burdas repeticiones de una misma escena sin emociones, solo poses. No impota si abrazo a mi hermano, lo que importa es que no salga gordo, o que no me salgan las orejas tan grandes, o que no se me vea el acné.
No se como escribirlo, pero la verdad es que me chocan esas fotos que de alguna manera y con un poco de exageración de mi parte representan a nuestra sociedad actual, no importa como salgas tu, mientras yo salga bonita.

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