martes, 6 de abril de 2010

El post que nunca fué

Este post lo escribí un par de dias antes de que mi mamá se fuera. No lo terminé entonces y ya nunca lo terminaré, simplemente porque ahora ya sé la respuesta.


No le tengo miedo a las Auditorias, he tratado con cientos de ellas a lo largo de mi carrera profesional. Tampoco le temo a los parques de diversiones, me he subido a muchos juegos muchas veces. La oscuridad ha dejado de ser fuente de temor para mi, numerosas noches de soledad han acabado definitivamente con el miedo que sentía. No le temo a los problemas, he padecido muchos y muy diversos, y la experiencia me hace pensar que no hay problema sin solución.
Por eso es que la enfermedad de mi madre me aterra tanto. Porque no se lo que es vivir sin ella, sin su cobijo, sin su protección, sin su consejo ni su bendición.
No tengo siquiera idea de cómo será esa soledad, pero imagino que será muy dolorosa. Nada ha pasado en mi vida en lo que ella no tenga cabida, desde mi nacimiento, mi educación, mis hijas, mis triunfos y mis fracasos.

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