jueves, 9 de mayo de 2013

La felicidad ajena


Creo que el titulo no va muy bien con el relato, pero por alguna razón extraña es lo que viene a mi mente cuando pienso en eso. Mejor intentaré explicarme.

hay dos momentos en mi vida que jamás voy a olvidar, los dias en que nacieron mis dos hijas. No hay nada mas maravilloso que ver ese pequeño bebé que es solo tuyo y de nadie más, si ya se que también es de su mamá, pero estoy hablando solo por mi.
Fué maravillos verlas nacer y enamorarme de ellas desde el primer momento en que las vi. Ese dia mi vida cambió totalmente. Ahora tenía una gran responsabilidad pero también una enorme felicidad. Desde ese dia me he dedicado a ellas lo más que he podido, tal vez podría mas, pero a veces juegan los Pumas. Digo...
Creo que he sido un buen padre, me gusta estar con ellas, saber que necesitan, atenderlas, platicar con ellas y claro hacerlas reir. Eso nos sale muy bien, casi siempre que estamos juntos estamos riendo. El otro dia pensaba en que a lo largo de su corta vida muy pocas veces las he visto llorar, y me pareció bonito, creo que de ahi podría deducir que han sido unas niñas felices.

Cada una tiene su particular sentido del humor, Karen es muy bromista y Brenda tiene una chispa muy especial, es digamos muy ocurrente.

Para centrarme un poco en el titulo de este post hablaré de mi hija Karen, que es la mayor, y por consecuencia es la que parte el queso. Es muy chistosa, pero también a veces muy abusadora de su hermana menor, como toda hermana mayor.
Con ella me llevo de maravilla, desde que era pequeña podría decir que ha sido mas apegada a mi que a su mamá. Así que pasa mucho tiempo conmigo, y siempre estamos haciendo bromas, compartiendo chistes, o anécdotas graciosos. Ahora con eso de las redes sociales me comparte las tarugadas que publican sus contactos y yo hago lo mismo.
Los hijos crecen y las cosas cambian.
Hace un par de meses mi hija me compartió una felicidad muy personal, su noviazgo. Tal vez parezca un poco extraño o fuera de mis atributos como padre normal, pero a mi esa noticia me hizo feliz, por una muy sencilla razón, mi hija se desarrolla digamos con normalidad, y eso es para estar contento.
Con la llegada del novio llegaron también las clasicas y eternas conversaciones de noviecitos. "Que tanto platican?! diría mi mamá". Claro que antes eran llamadas telefónicas y ahora son via messenger en el celular.
El otro dia estábamos en mi casa sentados en el sillón, yo veía televisión y mi hija chateaba y chateaba, y se reía y se reía, y le pregunté de que se reía y me dijo: ah, de nada, es algo de aca, señalando su teléfono celular. Ah, ok pensé.
Al dia siguiente ibamos en el carro y le estaba contando algo que me habia pasado en el dia y ella ignoró mi conversación, asi que le dije que me iba a conseguir un amigo imaginario para platicar con el. (chalalalalala). Ella riendose dijo que Perdón pero estaba muy chistoso lo que le estaban diciendo, y siguió viendo su teléfono y riendo.
En ese momento pensé que mis tiempos como patrocinador oficial de la felicidad de mi hija estaban por lo menos temporalmente suspendidos.
No estoy celoso, ni tampoco triste, me da felicidad ver a mi hija feliz, aunque no sea por mi culpa. Como dirían los viejos, me da sentimiento, pero se que son cosas de las que tengo que aprender y manejar con amor y sabiduría.

San Escrin sufre pero sonriendo.






















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