sábado, 20 de agosto de 2016

El arte de pensar.



Hace poco me despertaron de un bonito sueño, de la conveniente creencia que los seres que nos dedicamos a la creación literaria lo hacemos producto de la inspiración. No mi pana*, nada de eso, no es la inspiración sino la disciplina lo que entrega buenos y sobre todo completos textos.

A causa de mi ferviente creencia en la Diosa de la inspiración he dejado inconclusos decenas de textos, ignoro si serían buenos o malos, porque simplemente no fueron. Ciertamente hubo inspiración para iniciarlos, pero no disciplina para desarrollarlos y concluirlos.

Disciplinarse para escribir podría sonar horrible, tan horrible como obligarse a escribir, al menos así me sonaba a mi, que siempre he pensado que escribo justo cuando me da la gana. Pero la realidad es otra, la realidad va por otro camino. Para un escritor disciplinarse para crear no es obligarse a escribir, es obligarse a pensar y pensar es crear.

Pensar es una acción constante, por naturaleza todos los seres humanos pensamos, no podemos dejar de hacerlo, quizá en sueños dilatemos los pensamientos, pero no los evitamos. Así, siendo el pensar una actividad que nos acompaña todo el día todos los días al menos deberíamos tomarlo en serio y preocuparnos por la calidad de nuestros pensamientos.

“Pienso, luego existo” La Herencia cognitiva del filósofo René Descartes nos plantea el pensamiento como la primera certeza, sobre la cual diluye la duda de su existencia. 

Una vez resuelta la cuestión existencial viene o debería venir la preocupación por la calidad de la existencia. Basados en la filosofía de René Descartes pensamos por tanto existimos. Primero somos mente y después somos cuerpo. De esta manera nuestros pensamientos dictarán nuestro ser.

La descomposición social actual, a mi manera de ver, tiene su origen precisamente en la pobre calidad del pensamiento de las masas. Pensamos en dinero, en belleza, en apariencia, e ignoramos el conocimiento, la cultura y los valores. Y la pobre calidad del pensamiento tiene su origen en la sobre exposición o convivencia con fuentes de conocimiento pobre como lo son la televisión abierta, la literatura barata, las redes sociales que son retransmisores de infinita basura, y hasta la música que siendo una bella arte ha sido manipulada y empobrecida hasta convertirla en rosarios de estupideces mezcladas con sonidos repulsivos. Y de esta manera vemos, leemos, escuchamos contenidos pobres e irremediablemente empobrecemos nuestro pensamiento, y con nuestro pensamiento empobrecido vamos por el mundo empobreciendo nuestra existencia.

Tarea de todos será nutrir nuestra mente a través de la lectura, el trabajo, el deporte, la cultura y hasta la buena compañía, de esa que nos impulsa a ser mejores, a crecer como personas. De una mente clara, rica en conocimientos solo saldrán pensamientos positivos, y cargados de ellos vayamos por el mundo contagiando a los que se quieran contagiar.

Pensemos, existamos y disciplinémonos.

*Pana.- Amigo en "Dominicano".

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