Soy malo para muchas cosas, para las cuestiones de mecánica automotriz por ejemplo, mi lado femenino en su máxima expresión. Soy muy malo para cantar, una vez lo intenté y literalmente se acabó la fiesta. Tengo la voz tan dulce y afinada como la de Martín Urieta. Pero para lo que realmente soy malísimo es para practicar deporte. Ah como me cuesta trabajo eso de cambiar la comodidad de mi sillón por la terracería.
Por eso, con todo el dolor de mi corazón les informo que hoy Hoy HOY me dispongo a luchar contra mi genética y contra mi ideología weboniana. Hoy en la tarde tomaré pista y no me detendré hasta cumplir mi ambiciosa meta de caminar una hora, eso es por esta semana, a la siguiente ya debo estar corriendo, y ya entrados en gastos hasta el Gym me voy a meter.
No, no crean que repentinamente vi la luz, ni que no hay un mezquino interés detrás de todo esto. Todo empezó por mis ganas de bajar de peso, luego le siguió mi enorme boca apostando que bajaba cierto numero de kilos en un tiempo determinado. El caso es que voy a la mitad del tiempo, pero no a la mitad de los kilos. Me quedan exactamente 8 semanas y si no hago lo anteriormente expuesto tendré que pagar una comida tipo romana con una pisteada tipo mexicalense.
Asi que ni modo, tengo que luchar contra mi metabolismo de tortuga vieja, mi ancestral flojera, la comida que acecha en cualquier esquina, y el calor mexicalense que pide a gritos una cocacola o ya de perdida una cerveza bien helada.
Luego les informo si hubo avances o si tendrán que cooperar para pagar mis deudas de juego.
Por eso, con todo el dolor de mi corazón les informo que hoy Hoy HOY me dispongo a luchar contra mi genética y contra mi ideología weboniana. Hoy en la tarde tomaré pista y no me detendré hasta cumplir mi ambiciosa meta de caminar una hora, eso es por esta semana, a la siguiente ya debo estar corriendo, y ya entrados en gastos hasta el Gym me voy a meter.
No, no crean que repentinamente vi la luz, ni que no hay un mezquino interés detrás de todo esto. Todo empezó por mis ganas de bajar de peso, luego le siguió mi enorme boca apostando que bajaba cierto numero de kilos en un tiempo determinado. El caso es que voy a la mitad del tiempo, pero no a la mitad de los kilos. Me quedan exactamente 8 semanas y si no hago lo anteriormente expuesto tendré que pagar una comida tipo romana con una pisteada tipo mexicalense.
Asi que ni modo, tengo que luchar contra mi metabolismo de tortuga vieja, mi ancestral flojera, la comida que acecha en cualquier esquina, y el calor mexicalense que pide a gritos una cocacola o ya de perdida una cerveza bien helada.
Luego les informo si hubo avances o si tendrán que cooperar para pagar mis deudas de juego.
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