miércoles, 11 de diciembre de 2019

Tic-Tac



Que triste ha de ser tener que ocuparse personalmente de ese penoso asunto de la muerte.
Quizá pueda entenderse que hablo sobre el suicidio, pero en realidad quiero referirme al momento cuando sabes que tu infinita vida ya tiene un fin.

Intento imaginar lo que se ha de sentir en esos momentos, pensar en los hijos, siempre los hijos. La pareja, la familia, los amigos, los bienes, las cargas que le dejaremos a los otros.

Sin duda todo eso debió pasar por la mente de mi amigo, que decidió marcharse y ya no seguir con la batalla, una batalla que seguramente el sabía ya estaba perdida.

Evidentemente todos quisiéramos irnos a una edad avanzada, cuando nuestros hijos se puedan valer por si mismos, cuando tengamos alguna certeza de haber completado nuestra misión, de haber hecho las cosas bien. Pero creo que pocos tendremos ese privilegio. La buena vida se acaba sin avisar, es algo tan natural como el haber nacido.

Si a mi me preguntan me gustaría permanecer acá por un largo tiempo, amo la vida tanto como la amaba mi padre. Quizá fue ese amor lo que lo llevó a vivir 102 años. Yo no soy tan optimista, con 98 me conformo. Pero como se que en esto yo no decido, por eso me gusta vivir cada día con felicidad. Esa es mi naturaleza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario