miércoles, 10 de noviembre de 2021

Envy

 La envidia nunca ha sido lo mío, no suelo ver a los demás con ánimos de comparar.

Vivo con esa expresión, que se la escuché a Facundo Cabral "Desea poco y lo poco que desees desealo poco". Ojo, hablamos de lo material, no confundir con la mediocridad. Hay mucha diferencia entre desear cosas y tener metas en la vida. 

Y regresando al tema de la envidia, creo que no es lo mío porque siempre procuro que mis deseos sean cosas que yo mismo me puedo comprar,  así que el hecho de que tenga o no tenga tal cosa es casi una cuestión de voluntad. 

Dicho todo lo anterior, he de admitir que últimamente me he pillado a mi mismo envidiando. Resulta que tengo un vecino, al cual como casi a todos mis vecinos de la vida,  no le hablo. No le hablo pero si lo observo. Ese vecino en cuestión, es un muchacho de unos 30 años quizá, que tiene cómo costumbre de tardes de domingo,  sacar la tv a su pequeño patio, poner algún partido de fútbol y prender un pequeño asador. Todo eso lo hace siempre acompañado de una joven mujer, que ni siquiera puedo decir que sea guapa, porque soy observante, no metiche. Y mientras yo limpio mi patio o lavo la ropa el ve el fútbol con femenina compañía. 

Quizá no le envidiaría de no ser porque en algún tiempo de mi vida tuve una amiga que era buena para eso de acompañar a ver partidos de fútbol. Recuerdo que íbamos a algún bar a ver partidos de la selección mexicana. Era muy divertido, porque además de guapa, eso sí me consta, era buena para entender y conocer de fútbol. Opinaba sobre el partido, o cuestionaba a algún jugador o un cambio del entrenador. 

Ver a mi vecino y recordar eso que ahora no tengo me conduce irremediablemente al camino de la envidia. Espero mi vecino lo disfrute tanto como lo hice yo en aquellos años.

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