miércoles, 3 de noviembre de 2021

Sufrir me tocó a mi.

 Así rezaba el título y la letra de una canción de los ochentas. "Llorar es mi destino, hasta el morir" continuaba. No se como pudimos sobrevivir a semejantes disparates líricos, que eran francas invitaciones a practicar el harakiri tenochca.

Al mexicano y creo que en general al latino, le encanta eso de venir al mundo a sufrir. Como ya lo he escrito antes, parece que si no sufrimos no somos felices.

Recurrimos una y otra vez a aquello que nos duele o que nos dolió, vamos y rascamos la costra sanadora para que el dolor no se apague.
Nos cuesta entender que hay vida más allá del dolor, al otro lado de eso que nos hace sufrir.

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