miércoles, 9 de julio de 2008

No hay compadre que no haga daño . . .

Resulta que mi compadre está de vacaciones en esta ciudad (aún no entiendo como alguien puede venir de vacaciones a este infierno) hemos salido algunos dias, el viernes a pistear, el sabado a comer con los niños y al cine, y ayer fuimos a comer con el Alfred.
La compañia de mi compadre siempre me ha resultado agradable, tiene su detalles como todo mundo, pero la conversación siempre resulta agradable.
Ayer platicamos sobre el matrimonio y sus multiples conflictos. Me gustó la platica por que al ver otras experiencias y otras vivencias te das cuenta de las cosas que hiciste mal (las cuales uno pensaba que estaban bien)y también de alguna manera confirmas los aciertos en ese terreno tan dificil.
Mi compadre lleva casado 13 años, un chingo creo yo.
Mucho le ha ayudado el hecho de estar casado con una muy buena mujer, mi comadre, solidaria al 100%, fiel admiradora de el, madre dedicada, y siempre dispuesta a acompañar a mi compadre en sus aventuras.
Hasta se me hace que estoy sintiendo envidia. ja!
El complemento perfecto de ellos tres es mi ahijado Alan, un niño simpatico, agradable, un poco consentido (por ser hijo unico) en general un buen niño.
Me da gusto por ellos, me da gusto que la amistad perdure.
Lo que mas me agrada de salir a pistear con ellos es que tienen una envidiable memoria, no hay peda en la que no se acuerden de algo chusco o memorable de mi vida, no se como diablos pueden acordarse de tantas tarugadas que yo ya olvidé. Creo que por algo las olvidé.
El viernes se acordaron de la cena en el Sakura, hace como 16 años! Cuando por primera vez entregué un anillo de matrimonio, matrimonio que obviamente no llegó a celebrarse, pero ese momento quedó para la historia.
Creo que me voy a ver en la penosa necesidad de tener que eliminarlos.
Saben Demasiado.

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