El domingo por la tarde después de ir al Sol del Niño y a comer con mis hijas las llevé a su casa, cansado de tanta caminata me recosté en un sillón, estaba justo en el momento ese en que ni estás dormido ni estás despierto, en eso llega mi Karen y me abraza, después empieza a darme besos, los besos mas tiernos que me haya dado, me mira con cierta ternura y me dice: Sabes papá, te quiero mucho, y cuando te digo que te quiero mucho no te lo digo como lo dice toda la gente, asi no´mas de “hay te quiero mucho y esas cosas” , te lo digo por que lo siento. En verdad Te Quiero Mucho.
Abrazo final.
Yo también te quiero mucho hija.
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